La lógica resumida en los principios aristotélicos de identidad y del tercero excluido, podría servirnos para una enseñanza sencilla, en cuarto grado, del modo de pensar lógico. Identidad: A=A, es decir, un pupitre es igual a sí mismo, no debe creerse que esta expresión es ingenua, lo que se desea explicar es que al ser en su expresiones concretas no es afectado por el tiempo, mantiene su identidad. El tercero excluido: A=A y no puede ser igual a B. La exclusión del tercer término supone una dirección al pensamiento, no extraviarse en comparaciones innecesarias. El segundo principio es una tautología del primero. Un pupitre es un pupitre y no puede ser un cuaderno. Estos principios pueden ser extendidos a ejemplos de la vida cotidiana y al campo de las operaciones matemáticas propias del grado. A través de las descripciones en narrativa y el objetualismo en poesía el pensamiento lógico tendría grandes posibilidades de expresión. El pensamiento lógico debe servir para que el educando sepa plantearse un problema y ordenar los pasos de una posible solución, esto atraviesa los órdenes de la vida personal, familiar y comunitaria, aunque en esa búsqueda nos demos cuenta de que la realidad no siempre obedece a patrones lógicos.  Una vez más, desde un punto de trabajo se expanden las vinculaciones, los alumnos tienen que tener conciencia de ello.

            En quinto grado se puede introducir la deducción lógica, uniendo objetos disímiles por sus elementos comunes y arrojando conclusiones según la suma de los significados de las palabras, ejemplo: calor+sed=desierto, o ejercicio, trabajo, etc. la sencillez de estos ejercicios preparan al pensamiento para la complejidad, pues lo interesante es que el educando establezca con esas deducciones nexos con ámbitos de lo real y no sólo con otras materias. En relación al ejercicio anterior, podría ser el problema del agua en su localidad, en el país y en el mundo. El tono conversacional de las clases es importante. El uso de los géneros literarios es evidente, hay muchas estrategias para el desarrollo de la escritura que calarían aquí fácilmente. Sigamos con el mismo ejemplo: la serie: sed, calor, desierto, puede convertirse en palabras claves para la elaboración de cuentos. Igualmente los educandos pueden escribir pequeñas opiniones o ensayos acerca del problema del agua, o del desierto o del deporte…, lo cierto es que por medio de estos cuentos se puede arribar a otras materias o a otros significados, pues, se trata de no perder de vista, ni siquiera en el campo de las matemáticas, que estamos usando una lectura simbólica, en puntos posteriores analizaremos un poco más detalladamente en qué consiste este tipo de lectura.

            En sexto grado puede agregarse a todo lo visto el estudio de las paradojas. De esta manera los educandos arriban de manera clara a los límites de la lógica.

            Desde la lógica misma, y a partir sobre todo de las paradojas, se extraen los principios de la dialéctica, es decir, del diálogo entre los contrarios. Los griegos, unos cuantos siglos antes de Jesucristo, ya usaban la dialéctica como arte del diálogo para confrontar las contradicciones. Para Aristóteles la dialéctica significó “la ciencia de las demostraciones probables”. En Hegel tuvo un significado puramente idealista, despegado de manera casi absoluta de los procesos materiales y de producción de la sociedad. Es con Marx que la dialéctica abarca tanto al desarrollo del conocimiento como el de la historia. Sin embargo, la concepción marxista adolece del evolucionismo darviniano puesto en duda con la postmodernidad. Con la dialéctica se introduce una visión filosófica y un discurso poético que le ofrecen más posibilidades de ampliación al pensamiento. Lo bajo no puede existir sin lo alto, lo seco sin lo húmedo, la maldad sin la bondad, el santo sin el pecador, lo gaseoso sin lo liquido…, llevada a las realidades socio culturales, la dialéctica ayuda a comprender que dentro del asesino está un santo, que el ladrón puede ser honesto. Desde el punto de vista de la historia se analizarían la interdependencia entre países desarrollados y subdesarrollados, la colonización y la neocolonización y sus expresiones en lo cotidiano. Por supuesto, captado el modo de funcionamiento del pensamiento dialéctico es el educando el que tendría que establecer todas estas relaciones, complementadas conjuntamente con el docente y los demás alumnos en un diálogo donde ellos palparían el engranaje dialéctico. La conversación sería el instrumento más adecuado para la puesta en práctica de la dialéctica, lo cual es obvio.