DE TAL LECTURA TAL ESCUELA.

            Se evidencia el fracaso de la educación al fracasar la creación de estudiantes lectores. Para que esto suceda concurren muchos factores, pero en general el docente y el estudiante entran en un engranaje que tiene como finalidad reproducir un tipo de cultura acorde con las manipulaciones del sistema capitalista a través de la industria del entretenimiento y las arremetidas de la microelectrónica y las máquinas computarizadas. El perfil del graduando lo ha descrito Rafael Cadenas muy bien en su libro “En torno al lenguaje”: quiebre de la lengua materna, por tanto de la expresión, por tanto del pensamiento, pésima redacción, no se plantea problemas, no se hace preguntas, no piensa autónomamente. El perfil del graduando es una expresión del perfil del lector que se quiere conseguir y esto depende a su vez de la concepción de lectura que maneja la escuela.

¿Qué lector se ha venido obteniendo? ¿Qué concepción de lectura hemos venido manejando? Las respuestas a estas dos preguntas nos aclaran el tipo de educación que nos hemos dado y por extensión la manera de cómo se ha reproducido algunos rasgos de personalidad presentes en la cultura venezolana.

Todo lo anterior nos encamina a evaluar a la educación, sabiendo que al hacerlo evaluamos un tipo de cultura determinada.

 Debemos precisar lo que queremos. Es preciso comprender que no tenemos muchas opciones, que el sueño de un nuevo hombre se materializa en la escuela y en las comunidades y tiene que pasar necesariamente por la cultura del libro como bien público, del libro como herramienta de libertad, debe pasar por nuestra conversión en lectores ya que, cada vez más, somos seres históricos y el libro es en esencia el registro de nuestro paso por el tiempo y el espacio. Es imposible no ser seres para la escritura y la lectura, aunque se sea analfabeto.

La concepción de lectura que la escuela ha utilizado obedece a los siguientes parámetros presentes en los programas y reproducidos por los docentes en sus proyectos de trabajos pedagógicos:

1-                   La lectura entendida como un conjunto de habilidades y destrezas. Esto es válido también para la escritura. Lectura instrumental expresada en la decodificación a través de los métodos silábicos, fonéticos, global.

2-                   Este tipo de lectura no va más allá del texto escrito, no incluye la lectura simbólica, es decir aquella que puede encontrar múltiples significados y relaciones en el texto escrito.

3-                   Lectura tubular. Superficial hasta en el caso de la comprensión lectora. Cuando esta comprensión es exitosa no es profunda y no puede serlo porque el estudiante no ha sido ganado para la lectura y por tanto no ha ampliado su visión del mundo. Es una lectura que no genera preguntas sino que da las respuestas, no produce deseos de saber, imaginar, buscar.

4-                   Es una lectura que tiene por contexto psicológico el uso de la memoria. Esa es también su finalidad: enseñar a repetir un conocimiento o un conjunto de ellos.

5-                   Es una lectura que no se utiliza para potenciar el modo de conocer que ya el niño ha aprendido en su medio familiar y comunitario, sino que procura almacenar lo ya conocido, por tanto termina siendo extraña a las cualidades espontáneas del estudiante y éste la siente como opuesta a sus intereses.

6-                   La concepción de lector que subyace aquí es por la tanto la de un lector práctico, que escribe y lee para resolver problemas inmediatos y orientarse pragmáticamente en la sociedad.

7-                   La educación que acepta y reproduce esta concepción de lector y de lectura es así una educación “bancaria”, memorística, monótona, aburrida, superficial.

8-                   Si tomamos en cuenta lo antes dicho: la vinculación de la lectura con la escuela, nos percatamos que esta última se convierte en una especie de laboratorio donde se “fabrica” un modo de ser y por lo tanto un tipo cultural. La cultura que se reproduce en la escuela es la de la trampa, la del pragmatismo, el camuflaje, la del decorado. El ingenio radica en cómo resolver un problema sin hacer un esfuerzo auténtico.

            ¿Qué educación queremos? Una educación que revise la manera de cómo el ser humano conoce espontáneamente y no subestime a la niñez en sus capacidades de creación e investigación. Una educación que conciba a los estudiantes como seres creativos, capaces de producir sus propios conocimientos. Los maestros producen la creación de maestros de diferentes edades, un maestro es una persona que afirma y potencia las capacidades de lectura y las capacidades creativas, que estimula el espíritu de investigación, que genera un ambiente de alegría y de amistad propicio para la libertad de expresión; una persona que señala el camino y disfruta del paseo. Practica  una pedagogía que no está estructurada en torno a los saberes conocidos sino a aquellos que no se conocen y duermen en los estudiantes. Un saber que surge entre la unión de lo vivido con lo desconocido. Una educación que sirva para vivir mejor, más felices o más alegres.

            ¿Qué tipo de lectura es la más adecuada para que esa concepción de la educación pueda cumplirse consuetudinariamente en las aulas de clase? Una lectura libre, degustada, curiosa, lúdica; una lectura comprensiva de acuerdo a los esfuerzos y niveles de cada estudiante, una lectura que amplíe la visión del mundo, la lectura de la realidad tanto interna como externa, una lectura que ayude a pensar. La llamo lectura simbólica – comprensiva, (este vector imagínenlo como un vector de unión en doble dirección) ya que la lectura simbólica acarrea en sí misma la comprensión, la reflexión, la conversación enriquecedora y estimula el invento. Esta lectura aclara los límites de los valores morales y éticos tanto positivos como negativos y por tanto ayuda a afianzarlos en el ser humano; además contribuye a entender a otro nivel nuestra condición histórica al hacernos comprender que la fuerza y la sangre de la historia reside en el lenguaje y no tanto en la celebración del pasado. Este tipo de lectura activa los esquemas cognitivos y prepara el pensamiento para aprender a conocer o para seguir conociendo. No coarta la manera espontánea de cómo conocemos, volvámoslo a repetir: un esquema anterior se empalma a uno nuevo, algo que motiva la curiosidad o las ganas de conocerlo y genera un saber diferente o ampliado. Tampoco es indiferente al modo espontáneo de funcionamiento general de la psique: el modo simbólico de conocer y enfrentarse a la realidad.

            La lectura simbólica-comprensiva también afianza la inteligencia sensible y transforma al estudiante, es decir que se adapta mejor a la concepción clásica del aprendizaje entendido como cambio de conducta. La lectura es un proceso interactivo, transaccional, recursivo. Crea el círculo: vivencia-lector-escritor. La lectura es un proceso de comunicación. En este ensayo no nos cansaremos de repetir que tanto la escritura como la lectura son instrumentos para aprender a pensar y aprender a conocerse.

La lectura que proponemos está orientada hacia la madurez emocional e intelectual del individuo, única manera de sentar las bases para la formación de un colectivo consciente y seguro de su camino. Cuando hablamos de emocional lo hacemos en términos de la ayuda a la resolución de los problemas internos más acuciantes del ser humano, es por ello que la lectura simbólica-comprensiva debe aparecer desde primer grado, porque este tipo de lectura se dirige a las zonas consciente, preconsciente e inconsciente del ser humano. No es posible educar la conciencia sin tocar el inconsciente, la lectura simbólica es la más adecuada para llegar a ese fondo y trasfondo de nosotros mismos donde guardamos los más maravillosos seres tanto destructores como creadores, maestros salvadores y amigos, así como sombras engañadoras que nos hacen cometer errores que nos persiguen toda la vida.

            Este tipo de lectura que necesita otro tipo de escuela, tiene y debe nacer

dentro de la escuela tradicional que ya existe, aquí proponemos la elaboración de un guión de trabajo pedagógico que podría sustituir a los proyectos pedagógicos basados en el uso de la memoria y en la lectura tubular, o, en todo caso servirles de complemento, aunque siendo rigurosos, el programa no puede seguir hipertrofiado como está, es éste último el que debería ser apéndice de otro trabajo más abierto a lo esencial del ser humano.

            Por último queremos decir que este tipo de lectura y la escuela a ella correspondiente contribuiría a desmantelar la cultura de la trampa que poseemos, la otra cultura que ganaría espacio sería la de la afirmación, la de la autonomía de pensar, por tanto la de la seguridad de resolver los problemas contando con los propios esfuerzos, la cultura que incentiva la libertad de expresión y la vida cooperativa.

EL PROFE-PANZA:

No darse mala vida, es la expresión favorita del profesor- panza: aquel que se sienta en su escritorio a leer periódicos mientras sus estudiantes realizan un examen. El salón entonces se convierte en una cocina y las chuletas vuelan por los aires y los intercambios de exámenes no se hacen esperar y ruedan de mano en mano como en el juego de la papa caliente, y a desparpajo los estudiantes sacan los cuadernos y buscan allí las informaciones. El profe-panza finge no darse cuenta, de vez en cuando baja la mirada del periódico y los estudiantes lo saludan con ironía y sorna. Al rato se le ocurre una idea genial, sale del salón a hablar con otro colega o buscar algo que se le olvidó, “confío en ustedes muchachos, si consigo a alguien copiándose le quito el examen y le pongo “e” ó 01.

      Los profe-panza confunden el “no darse mala vida” con ser buena persona, a veces coinciden realmente esas dos cualidades y casi da como resultado a un santo; pero también ser buena persona es relativo a la circunstancia y a los efectos de las acciones de esa supuesta bondad. Dejar que los estudiantes no hagan ningún esfuerzo para aprender  a pensar o a obtener conocimientos, ni siquiera con  la perversa praxis de la memoria, permitir que la trampa se instale en los estudiantes como medio de salir airosos de una evaluación, no son comportamientos bondadosos, son acciones que, permítanme la reiteración, rayan en la perversión y contribuyen al deterioro de nuestro sistema educativo.

      EL PROFE-ESTRICTUS: El mago de la insolencia acapara la atención del alumnado, este ejemplar de nuestra fauna educativa, siempre llega a buena hora al salón y deja sus problemas en casa. En las evaluaciones nunca ofrece prórrogas, las explicaciones exclusivas porque él es muy bueno para repetirlas en caso de que alguien no haya entendido, tampoco le importa realizar una evaluación donde casi ningún estudiante se haya preparado bien, al profe- estrictus sólo le importa cumplir con las fechas, con los programas, con los objetivos sin importar la manera de cómo se desenvuelve eso en la realidad; es decir, confunde constantemente la planificación con la realidad. Es sabido, sin embargo, que esta confusión no tiene asidero en nuestra vida cotidiana. El futuro anterior es lo único a mano, el futuro se tropieza con lo imprevisto más de lo que en realidad quisiéramos y las planificaciones son guías necesarias pero jamás de estricto cumplimiento, siempre el azar se mezcla, siempre los  elementos que se niegan a ser datos estadísticos aparecen para informarnos que la realidad es superior a nuestra racionalidad.

Quizás el profe-estrictus nunca ha sido tocado por la muerte, por la verdadera maestra, que no se cansa de decirnos, como dice el Don Juan de Castañeda, nada importa, lo único que importa es que yo te toque, y aún no lo he hecho. A la luz de nuestra maestra, pasar o no pasar a un estudiante es un acto insignificante. Es diferente que llevado por esta convicción, el teatro del docente y el alumno permita ciertas flexibilidades evaluativas.     

EL PROFE-ECO: de toda la tipología de profesores fantásticos que merodean por las ciudadelas del sistema educativo, el profe-eco, es quizás el que utiliza el camuflaje más extraño, no se trata de alguien que usurpa una personalidad o de la utilización coyuntural de una máscara política; no, el profe al que hacemos referencia puede lograr todo eso y mucho más tan sólo con el uso del eco. En la mitología griega Eco era una ninfa que gustaba bañarse en las lagunas completamente desnuda, su sobrenatural belleza enloqueció de amor al sátiro Pan, una vez, Pan no aguantó las ganas de tocarla y dejando a un lado su acostumbrada manía de mirarla pasivamente desde sitios donde ella no lo pudiera ver, trató de seducirla, Eco se asustó de tal manera por la fealdad de aquél que salió corriendo a una velocidad sorprendente. La persecución terminó cuando la bella ninfa de interna en una cueva, Pan permaneció días enteros frente a la cueva llamándola, Eco no salió nunca, se fue desvaneciendo dentro de la cueva  y para despistar a quien quisiera entrar para buscarla, repite las palabras con el mismo tono de voz de quien está hablando. Hay salones en donde Eco está presente, pero donde más vive es en aquellos profesores que han logrado escalar posiciones políticas y académicas, han logrado graduarse en cursos de post grados a fuerza de repetir lo que los demás dicen, puede ser un libro( lo cual sería un logro mucho más fantástico), puede ser una idea, una postura. Las más de las veces, estos profesores sostienen una conversación diciendo las últimas frases de lo que le escucha a los otros, es decir, supongamos que alguien dice:” Simón Rodríguez fue un maestro con una visión muy profunda del hecho pedagógico…”, el profe-eco, presente allí, diría: “ sí, a mí me parece lo mismo, él tenía una visión muy profunda de la pedagogía.” Cuando estos seres dan clases a nivel universitario, porque en ese nivel es donde más abundan, arreglan todas las evaluaciones con las llamadas exposiciones, trabajos de investigación y defensas de los mismos. Cuando esas ocasiones se presentan, ellos sacan sus más hermosos atuendos de aire, entonan sus más delicadas frases repetitivas o escamotean sus debilidades intelectuales con la famosa arma de la democracia participativa, o sea, un alumno expone, y el profe-eco dice: muy bien fulano, vamos a ver, usted, mengano, qué opina de lo que dijo su compañero; y así arma una madeja de participaciones en donde el que menos participa es él, porque sencillamente no sabe de qué están hablando los estudiantes. De esta manera encontramos un sistema educativo plagado de seres que no hacen ningún esfuerzo por cultivarse ellos mismos para convertirse en un libro capaz de hacer pensar a los demás.