CAMBIO DE ACTITUD DEL DOCENTE.

 

            La escuela básica como organización en el campo educativo necesita enfrentarse con una nueva actitud ante los cambios que ocurren en las nuevas tecnologías y los impactos sociales y culturales que estos ocasionan en las relaciones internacionales de cada país a través de los sistemas computarizados que han modificado los patrones tradicionales de la comunicación, y el auge de la microelectrónica que ha incidido en las relaciones laborales transformando las bases económicas del sistema capitalista .La escuela básica tiene que encarar estos impactos económicos  e informáticos sobre todo a nivel de sus efectos culturales y sociales ya que ellos tienden a borrar las identidades nacionales y dentro de ellas la gran variedad de identidades regionales y locales. De igual manera, el sistema perceptivo de los sujetos es cada vez más vulnerado porque no pueden asimilar el ritmo de los cambios, la gran acumulación de conocimientos y la transformación que ha sufrido en la dinámica sociocultural las nociones del tiempo y el espacio.

            Es preciso que, a nivel institucional, se procure el cambio organizacional de la escuela básica, pero esto no debe ocurrir de manera caótica e impositiva, es necesario iniciar un cambio que permita convencer y animar al docente (incluido los directivos) de la necesidad imperiosa que el país y la humanidad tienen de que la escuela básica transforme a fondo sus metas educativas. Pero para  lograr  estas  metas  se  debe  tener  bien  claro  en qué consiste la nueva filosofía educativa del Estado, y con ella, el nuevo enfoque pedagógico. Incorporar estas macrovisiones en cada una de las escuelas es la tarea que los cuerpos organizativos correlacionados al Ministerio de Educación deben proponerse. Es decir, procurar un cambio en algún tejido específico de la organización educativa, supone y acarrea una serie de cambios en toda la organización; entonces, para emprender el cambio de actitud del docente ante los  nuevos  requerimientos  sociales  y  culturales  se  debe contar con todo un diagnóstico de la organización general del sistema educativo y con propuestas bien definidas y concretamente viables.

 

 EDUCACIÓN MEMORÍSTICA. EDUCACIÓN EXTRACTIVA.

CAUSAS QUE IMPIDEN EL CAMBIO

 

            Antes de encausar nuestras reflexiones en torno al cambio de actitud del docente. Queremos detenernos un poco en algunos rasgos que consideramos debe tener la nueva filosofía educativa y el nuevo enfoque pedagógico. La razón es clara, si el docente va a ser conquistado, cortejado por algo desconocido, debe y tiene que saber que lo que ha venido haciendo no ha dado los frutos esperados y no se corresponde con los cambios ocurridos en las organizaciones tecnológicas de los centros de poder mundial.

            La educación debe abandonar sus modos de ejercerse, desechar los instrumentos que ha utilizado, plantearse la innovación, la creatividad como nódulos de su accionar, para acertar en blancos más reales y así no seguir fallando, errando.

            Hasta ahora el proceso enseñanza – aprendizaje (proceso de doble vector de interrelación) ha consistido en la repetición de contenidos programáticos. Como hemos dicho antes, el alumno es considerado una especie de archivo o de saco infinito donde caben todos los datos informativos que el sistema educativo considere echar en él; una educación bien llamada por el brasilero Paulo Freire, “educación bancaria”. Este tipo de educación evidencia el triunfo de la colonización epistemológica y nogseológica, primero, en el sistema educativo como institución y, luego, como consecuencia, en los docentes quienes a su vez lo inducen a los alumnos. Nosotros le daremos el nombre a esta educación de memorística, ya que la función cerebral que más utiliza,  además  de  manera  inadecuada,  es la memorización. Se puede decir,parafraseando el estilo de los objetivos generales de algunas planificaciones, que al finalizar la escuela básica el estudiante será capaz de repetir la mayor cantidad de conocimientos posibles. Tal meta descuida la contextualización del conocimiento y la pertinencia del mismo, descuida la savia del lenguaje, la creatividad, el arte.

            La educación memorística ni siquiera desarrolla el pensamiento formal o racional, ya que no se presenta en forma de problema. El nivel de lectura que mejor logra es el de la lectura fonética con un mínimo de comprensión sobre lo leído.

TRANSFORMAR EL PROGRAMA.

 

            Consideramos que los llamados proyectos pedagógicos de aula (p.p.a; o, proyectos de aula, p.a) deben partir de diagnósticos grupales; pero el diagnóstico debe estar planificado de acuerdo a las deficiencias y eficiencias que generalmente presentan los alumnos tomando en cuenta dos grandes secciones: sección humana funcional y sección humana local. Más adelante ahondaremos este punto. Por lo pronto describiremos cómo se relacionan generalmente el programa, la evaluación diagnóstica y los proyectos de aula. Lo haremos con un ejemplo extraído de las escuelas básicas públicas, situadas en urbanizaciones y lugares de bajo nivel adquisitivo, ya que son estas las más abundantes y las que presionan la motivación al cambio, pues queremos que el hombre común acceda a comprender su entorno y que sea capaz de imaginar y de crear. El docente recibe un grupo de alumnos, elabora un examen diagnóstico guiado por su experiencia., evaluará en él aspectos básicos del lenguaje y de matemática de acuerdo al grado en cuestión. Después utiliza dos o tres semanas de la llamada nivelación, una vez terminado este tiempo el docente propone una “lluvia de ideas” de la cual saldrá el título y las necesidades que él trabajaría en su proyecto pedagógico que será ejecutado y sustentado de acuerdo al programa del grado. De esa lluvia de ideas el decente debería tomar en cuenta lo que los alumnos quieren conocer o realizar en el salón de clase y conjugarlos con sus intenciones. Este maravilloso punto de arranque es pronto traicionado y de él sólo queda el título del proyecto, el programa usurpa su lugar y queda plasmado el remedo de la enseñanza.

 El desarrollo del proyecto pedagógico tomará en cuenta los contenidos programáticos   y   estos   se   alcanzarán   casi   exclusivamente   a  través  de estrategias que incentivarán la memoria. Esto es en gran parte culpable de que la escuela básica se haya convertido en una institución donde reina la repetición de hábitos que sólo han traído la apatía hacia el saber y hacia la lectura. Las escuelas básicas privadas, es bueno aclararlo, no escapan a esta tradición en lo vano, en ella hay más uniformidad por salón, se puede trabajar mejor la lectura comprensiva porque en los hogares de los alumnos, en su mayoría de padres profesionales, hay más circulación de cantidad de palabras y por lo tanto es más frecuente el comercio del saber y el estímulo a la lectura. Pero esto no es un indicativo de que las escuelas básicas privadas excluyan el saber por memoria.

EDUCACIÓN EXTRACTIVA.

 

            Opuesta a la educación memorística, la educación extractiva parte del principio que concibe al alumno como parte activa del proceso de conocer. No de lo conocido, de qué voy a conocer, sino de cómo voy a conocer, por tanto coloca el énfasis del proceso en las capacidades intuitivas, creativas y lógicas que todo alumno posee, y procura extraerle esas capacidades. El docente calza sus estrategias de extracción de conocimientos con las actitudes y los gustos que los niños sugieren. Se le enseña a individuos no a grupos.

            La educación extractiva procede de la manera según la cual todo sujeto conoce, pienso que es bueno repetirlo: un componente interno, una base prelógica, se vincula con una parte externa y conforman un concepto, una descripción y le dan existencia temporal y  espacial  a  lo cognoscible, así pasa a formar parte de la experiencia. En esta educación ni el sujeto ni el objeto son pasivos, es más, los componentes de la relación de conocimiento son ambos sujetos, toda vez que el gran principio activo de la realidad es la energía lo cual lo vincula a la energía psíquica de manera indivisible. Insistimos, la educación extractiva, como su nombre lo indica, se basa en la extracción de las potencialidades cognoscitivas del alumno. La memoria es usada de manera espontánea, cuando lo conocido forma parte de la experiencia,  y de manera inducida en algunos contenidos que necesariamente deben ser aprendidos de memoria: tablas de multiplicar, fechas patrias, reglas ortográficas, etc.

            El docente incentiva la curiosidad por conocer, estimula la imaginación y la creatividad, procura que el alumno logre conocerse a sí mismo en tanto que ser social imprevisible y signado por situaciones inciertas. Debe pues plantear las tareas de desarrollo del pensamiento en un contexto subjetivo, ecológico, local, nacional y universal.

POZO DE PENSAMIENTO

2 junio, 2011

MITOS PEDAGOGICOS

            El sistema educativo genera y reproduce une serie de mitos que se han volteado hacia sí mismos como una gran serpiente que se muerde la cola. No me referiré aquí a los mitos que desde hace muchos años han circulado en la población, la cual ha dotando a la educación de una investidura mágica que no posee, por ejemplo, a través de la educación se pretende salir de la pobreza económica, ser alguien y hasta conseguir un mejor futuro tanto para el individuo como para la sociedad. El sistema educativo capitalista ha producido esta ceguera, la desvinculación entre el bienestar de unos pocos y el malestar de muchos, se ha encargado de romper las recíprocas determinaciones entre la pobreza, la educación y el bienestar o la riqueza, de tal manera que la posición privilegiada de una clase social se siente como un logro personal, el logro de personas aisladas. Estos mitos pueden tornarse realidad si los planes educativos del Estado van acompañados de planes en lo económico y en lo tecnológico y la conjunción de ambos da como resultado la quiebra de la dependencia que como país históricamente nos ha caracterizado así como la quiebra de la esclavitud cognoscitiva y de pensamiento que hemos tenido a nivel individual, aún con todo ello, ni la pobreza económica(colectivamente hablando) se elimina ni el futuro se alcanza únicamente a través de la educación; aunque ésta sea de primera importancia. Otra cosa sería que a los alumnos se les invistiera de una riqueza espiritual que los ayudara a soportar los coletazos de la pobreza económica y se les formara una coraza sapiencial y creativa con la cual pudieran habérselas con la alienación que genera el sistema capitalista. Los mitos que quiero reseñar para sustentar el punto de partida de mi trabajo, son aquellos que viven en los docentes, específicamente de la escuela primaria, mitos que en vez de esclarecer la comprensión de la realidad educativa, así como en las sociedades indígenas contribuyen a la sabiduría y al conocimiento de la naturaleza, la divinidad y la cultura, lo que hacen es colaborar para enceguecerlos, les tapona lo esencial de sus posturas pedagógicas y estancan al sistema educativo en su propia médula, como si en el naciente del río se colocara una inmensa piedra que no permite que las aguas empiecen a fluir y a enriquecerse con sus afluentes. El trabajo consciente sobre esos mitos daría como resultado el percatarse de que esa inmensa piedra también es de agua. Estos mitos son: la acumulación de conocimientos es garantía del aprendizaje, el docente no necesita ser lector, basta con incentivar la lectura en sus alumnos, la inteligencia tiene más importancia práctica que la creatividad y, por último, leer y escribir son aprendizajes de fácil adquisición. Detrás de los mitos, o mejor dicho, dentro de ellos se esconden las deficiencias del docente, su propio aprendizaje en la memoria, el autoengaño y la desestimación de su labor. Pero todo esto tiene un marco de seriedad que raya en lo absurdo, el docente potencia los mitos antes mencionado porque trata a su propia función pedagógica con la amargura que produce un trabajo basado en el tedio y la repetición, la monotonía lo torna rígido, el encarcelamiento en sus límites pedagógicos no le permite llegar al alma de los estudiantes, sienten que es innecesario propiciar un ambiente lleno de alegría y ganas de ir en pos del saber. Más adelante volveremos a tomar este punto, pues para mí el saber reside en los estudiantes, y la alegría y la amistad son las vías para llegar a ese saber.

            La sociedad venezolana actual, considerada en el tejido de lo global, necesita seres humanos que contextualicen los problemas, hombres y mujeres que no funcionen como computadoras, obedeciendo a órdenes que de antemano están programadas, sino que se enfrenten a la incertidumbre con una actitud creadora, humana y científica a la vez. Necesita de seres humanos que se exijan a sí mismos, que se vigilen a sí mismos, que se acechen en lo que tienen de imprevisibles, en  sus  comportamientos  inesperados, que  valoren  el planeta  que los acoge como en un gran útero alimenticio y protector a la vez, que despierten sus potencialidades creativas y sepan leer y comprender al mundo. La sociedad venezolana inserta en un contexto latinoamericano, debe incluir en sus escuelas una planificación que no repita los moldes de vida y de formas de conocer pre – fabricados en las sociedades europeas o en la de Norteamérica. El docente, ya lo dijo Paulo Freire, está colonizado, la peor manera de coloniaje radica en el uso acrítico de su lenguaje, en el uso nulo de su pasado para fortalecer rasgos de identidad que se traduzcan en acciones de dependencia tanto individual como colectiva.

             En  la  escuela primaria deben asentarse las bases que permitan abrir el

pozo infinito del pensamiento, ayudar al niño a excavar en él mismo. Que los estudiantes se vean como fuentes de conocimientos y no como vasijas, como sacos donde llenar o echar los conocimientos.  Cambiar la educación bancaria por una  educación  extractiva, la pedagogía de la amargura por la práctica de clases alegres. En esta parte de nuestro ensayo trataremos de basarnos en las prácticas pedagógicas reales que dañan al sistema educativo en la escuela básica y señalar las vías más adecuadas para superar esos daños; por tanto volveremos a estructurar nuestras propuestas, esta vez considerando una reducción de nuestros esquemas por grados y materias en contraste con el programa y las planificaciones de aula. En nuestros Apuntes…, nos colamos en una perspectiva general sin hacer mucho énfasis en las condiciones reales del trabajo pedagógico en las aulas, en el Pozo…,estamos sumergiéndonos en esas condiciones y asumiendo un punto de vista menos general. Desde nuestro modo de ver tanto los Apuntes…, como el Pozo…, se complementan y nos permiten apreciar mejor el problema educativo en la escuela básica.

            En la escuela primaria debe hacerse una selección de las informaciones que por grado los alumnos necesitan manejar, pero es conveniente que estas informaciones se asimilen y se apropien, que estén en función de los objetivos trazados, procesadas en uno o en varios contextos.

            De las trabas para llevar a cabo un trabajo pedagógico más humano en las escuelas, de los impedimentos que el pensamiento creativo tiene en la burocracia gerencial, en los docentes y en los propios alumnos, este trabajo quisiera aportar algunas ideas para desanudarlas y dar inicio a una toma de conciencia que se puede resumir en el siguiente axioma: lo más importante de la enseñanza escapa a los planes de la enseñanza.

 

ESTRATEGIAS PEDAGÓGICAS:

Las siguientes estrategias sólo son guías que pretenden orientar a los docentes en la búsqueda de sus propias estrategias.

1-círculos de aprendizajes: se conforman varios grupos de educandos todos y cada uno de ellos deberán trabajar en las siguientes actividades: lectura comprensiva, taller de redacción, dibujo libre, lectura libre, teatro, pensamiento lógico. Se pueden combinar los círculos, tres o cuatro por día. En lectura comprensiva se pueden incluir materias de conocimientos.

2-libertad de expresión y de movimiento: los educandos tienen derecho a cambiar las estrategias, a opinar qué quieren trabajar. Tienen derecho a pararse cuando quieran de sus pupitres y conversar con otros grupos.

3-alumnos tutores: los alumnos más sobresalientes en algunas de las áreas enseñaran a sus compañeros, nivelarán a los que tienen algún atraso evidente con respecto al grado.

RECURSIVIDAD DEL CONOCIMIENTO Y EL PENSAMIENTO

1-las materias de pensamiento remiten a las materias de conocimiento y las materias de conocimiento a las de pensamiento. Ejemplo: ecología-remite a política que a su vez remite a la historia y a la cosmología.

2-inclusividad de las materias: conocer implica pensar y pensar implica conocer. Se piensa para conocer y se conoce para pensar.

 3-vinculaciones entre ciencias y humanidades y humanidades y ciencias. Ejemplo: Película remite a historia a biografía a cultura a roles sociales a creatividad a lectura. Historia remite a ecología a cuento a poema a película etc.

Desde la segunda sección de la escuela básica a la planificación de materias de conocimiento se le debe añadir un guión de trabajo pedagógico que sustituya el programa por los géneros literarios: poesía, narrativa, ensayos. La literatura sería la sustancia de este guión. El guión de trabajo pedagógico va directo a lo que necesita el educando, sus objetivos son formativos, incluye el trabajo con el inconsciente de las personas, tiene como finalidad la producción de educandos creativos y críticos.

En la primera sección a partir de segundo grado y en la segunda sección completa se debe dividir el aula de clase según los niveles de comprensión lectora que hayan alcanzado los educandos. Esto permitiría no darle a clase a salones homogéneos, y reducir las dificultades lectoras que se traigan de grados o escuelas anteriores. La idea sería, a través de la enseñanza particularizada del docente y los alumnos tutores, ir limando las deficiencias académicas de esos alumnos; para lograr esto el docente trazará un guión de trabajo pedagógico dirigido a las necesidades reales de su salón de clase. Quizás pueda trazar varios sub-guiones para dedicarle tiempo a los grupos que surgieron de acuerdo a los niveles de comprensión lectora.

            El trabajo de los géneros literarios daría como resultado la creación de un alumno libre, pensante, autocrítico. Se requiere por parte del docente un mínimo de conocimiento sobre estos géneros, sería interesante que la escuela invitara a escritores para que dieran talleres desde un punto de vista no académico. Por lo pronto podemos adelantar algunas palabras al respecto:

1-El ensayo: género reflexivo por esencia, por medio de la ilación de pensamientos razonados el autor teje un discurso que puede dar la sensación de demostración, propio del discurso cuentista, cuando en realidad el ensayista siempre muestra, sobre todo el modo de cómo se tantea uno o varios ámbitos de lo real o de lo literario. El trabajo ensayista es el arte de la sugerencia y la invitación a la duda. Pudiera iniciarse a los alumnos por medio de las opiniones, nada más subjetivo que una opinión, e irles sumando poco a poco más argumentos a las opiniones de acuerdo a las lecturas y las opiniones de otros compañeros de clase. El enriquecimiento de un tema, sus múltiples aristas, sus desplazamientos metafóricos hacia otras regiones del pensamiento, las mezclas de géneros, de temas, la pasión por pensar son algunas de las características más importantes del ensayo. No hay objeto que no pueda ser tratado por un ensayista, este no tiene la pretensión de agotar el objeto de manera que ya no haya más nada qué decir sobre el mismo, sino de colocarlo de tal manera frente al lector que este también pueda decir algo sobre aquél. Las nubes, los lentes, el pan, la perinola, los papagayos, los bastones, etc, son objetos susceptibles de ser pensados y tratados por un ensayista. El ensayista disecciona sin destruir el objeto. Los docentes pueden consultar Y va de ensayo de Mariano Picón Salas, El ensayo en Venezuela de… y La última cena del ensayo de Pedro Téllez.

2-Narrativa: el cuento abre el oído y el oído abre el pensamiento. En este género, al igual que en el ensayo, el sujeto puede aprovechar al máximo sus capacidades para curiosear e imaginar. El cuento atrapa a los alumnos y tarde o temprano los invita a escribir “una historia maravillosa jamás oída”. De más está decir que a través del cuento podemos indagar en las realidades emocionales de los estudiantes así como en la realidad socio-cultural que los envuelve. Por supuesto, no es ocioso volver a decir que la narrativa no puede ser un objetivo del programa que se informa y pasa, es un objetivo permanente, los géneros son cauces de objetivos. Con el cuento se incentiva la imaginación, la comprensión lectora, la competencia escrituraria, la adquisición de nuevas palabras, la comprensión de lo real, la conversación y la participación. El cuento es una pieza de lenguaje que bien usado desde temprana edades puede convertirse en una puerta hacia el mundo de la lectura y de la literatura. Las características más celebradas del cuento, aunque no se agotan en ellas ni tienen porque ser un canon exclusivo y rígido, son: la brevedad, la intensidad y la resolución. Digamos algunas palabras sobre cada una de ellas a manera de guía.

a-) La brevedad: un cuento debe ser leído de una sola sentada, algunos autores como Poe, le daban hasta media hora como máximo, esto sería en este tiempo una sugerencia incómoda. Lo cierto es que el cuento debe iniciar con tal poder de captación del interés que el lector sienta la necesidad de llegar al final para saber qué va a suceder, por eso debe indagar un tema con muy pocas escenas y pocos personajes, estos no tienen por qué ser desarrollados, ni tampoco pueden abundar las descripciones del ambiente como en la novela, el cuento va directo al grano, sin perder tiempo, para ella la brevedad es importante. Un cuento corto que pase de dos cuartillas ya tiene que pedirle prestado a otras características el no aburrimiento por parte del lector. Un tema puede ser tan preciso y condensado que un cuento puede abarcar hasta siete palabras como en el caso de Monterroso, son los llamados microcuentos, con los cuales el docente puede hacer maravillas dentro del salón de clase.

b) La intensidad: hay una imagen que me gusta usar para describir la importancia que tiene la intensidad en el cuento: imaginemos un cordón corto por medio del cual se van a ir lanzando unas cuentas de collar, el cordón debe estar tensado por los extremos, es el tema, uno solo, corto, directo, las cuentas se van a lanzar poco a poco, esto sería la captación del lector por medio del relato, la voz que le va descubriendo un busto lentamente, recordemos a demás que la palabra cuento proviene del latín computere, que significa contar, uno, dos, tres…, por tanto el final es cuando el cordón se llena y se vacía al mismo tiempo. Los colores de las cuentas, en sus repeticiones le hicieron creer al lector que la alternancia del verde y el rojo, por ejemplo, le daban por seguro que la última cuenta era de uno de esos colores, pero resultó ser un híbrido o un color distinto.

c) La resolución: todas las características que he venido analizando pertenecen al cuento clásico que se inaugura con Edgar Poe, pero es preciso tener en cuenta que hay otras vertientes del cuento que a penas consideran estas características, me refiero por ejemplo a los cuentos tipo Chéjov, para quien el cuento es un recorte de una realidad imaginada o real, o amabas a la vez, que se le presenta al lector para que cobre en este una significación demás. El lector se mira a sí en su monotonía, sus repeticiones, sus ambiciones, comprende los avatares de la existencia, el papel efímero e insignificante que en ella jugamos. Es decir, la resolución de un cuento, en la versión de Poe, tiene que ver con un final inesperado planificado matemáticamente por el autor, un final sorprendente que también pone al lector a realizarse conjeturas y dudas, preguntas y a darle significaciones personales, pero esto no es una característica que no pueda ser obviada. Ahora, para efectos pedagógicos nos conviene más los cuentos tipo Poe, por qué estamos en procura de captar la atención, de conquistar el gusto por la lectura y la escritura.

3- POESIA: arribamos a un género de difícil captación para el adulto no interesado y de fácil comprensión y puesta en práctica para los estudiantes. La poesía es la herramienta de aprendizaje más adecuada para la escuela básica.  Sin embargo empezaremos por decir lo que la poesía no es: la poesía no es un don de elegidos, toda persona puede acceder a ella bien para leerla, escribirla o ambas cosas a la vez. Tenemos ciertas disposiciones biológicas-culturales para la praxis de este arte de la palabra. La poesía no es un ejercicio amanerado de composición del lenguaje; las inclinaciones sexuales y los géneros nada tienen que ver con la escritura o lectura de poesía, es ante todo un destino de vida que usa al lenguaje para expresar lasa emociones y la manera de cómo ha entendido ese destino. La poesía no sirve para fabricar apariencias, ella necesita de la honestidad de ser, hueso y no cáscara como hubiese dicho Pérez Só. La poesía no es pasividad del pensamiento, lo contrario, por medio de ella nos elevamos a la cima del pensamiento, para Herman Hesse, la lírica en poesía es la forma de pensamiento más difícil y más elevada; incluso, al recibir el premio Nóbel, comparó a la poesía con la ciencia en cuanto a indagar en el mismo misterio pero con métodos diferentes. La poesía no es un objetivo programático; esto ha sido parte de mi solitaria lucha, la poesía debe recorrer todo el andamiaje de la pedagogía, todo el sistema educativo debe estar trotando sobre sus lomos, incluso los demás géneros literarios le son tributarios, aclaremos aquí que la poesía es y no es un género literario, ella escapa al acomodo en los límites de las divisiones por género literario. La poesía debe estar presente durante todo el año escolar, no puede ser un objetivo que se evaluó y luego se desechó a la basura de las planificaciones. Por último debo decir que la poesía no es una forma d enseñanza aunque lo sea, no es moraleja aunque la contenga ni es una forma de comercio, con ella no se gana dinero ni se vive mejor en el universo pragmático del sistema capitalista, ella es ofrecimiento, circulación del lenguaje en un plano más profundo, no por las imágenes y los recursos literarios utilizados por el poeta, sino por la sinceridad del decir.

            ¿Qué debe hacer el docente? A mi juicio y basado en mi experiencia con poesía en el aula en los términos de educación para el alma, el docente debe empezar por eliminar el vínculo pragmático entre poesía y escuela. Quiero decir con esto que la poesía no se debe evaluar, ganar u ofrecer puntos o cualquier otra calificación. Aunado a este punto, es casi una urgencia que el docente planifique considerando a sus educandos seres creativos, toda práctica y materia pedagógica debería apuntar a la producción de conocimientos. Los esfuerzos que realicen los estudiantes, por menor quesea, en el camino a soltar sus amarras a la repetición, a la memoria y al pensamiento débil de la industria del entretenimiento, debe ser respetado y estimulado.

            Ahora resumiremos lo que la poesía es en los siguientes términos y ayudados por algunos autores. Desde nuestro punto de vista, la poesía es la capacidad de comprender el mundo desde los propios esfuerzos cognoscitivos y emocionales. La poesía sería el sinónimo más adecuado para vincular vida y misterio en una sola palabra, sabiendo que la vida es un misterio tan insondable como la muerte el poema vendría a ser la expresión escrita de lo que el poeta encontró al indagar ese misterio. Desde el punto de vista de la realidad cotidiana, la poesía es vida intensa en lo sencillo, sabemos que esto, lo sencillo, ofrece la mayor de las profundidades y complejidades, pero también lo decimos en su acepción de humildad.

            Veamos cómo para Angelo Nobile, la poesía nos ayuda a cambiar, a transformar al ser humano, para lo cual cae como anillo al dedo en el sistema escolar, y cómo, para este mismo autor, la poesía está más allá del sistema escolar:” la poesía fomentada y cultivada en forma adecuada desde los primeros años de vida es iniciación en valores, enérgico reclamo para el sentimiento y la afectividad, ruptura de esquemas y convenciones, exaltación de la espontaneidad y de la originalidad creativa, superación de la uniformidad y los estereotipos.” El autor, prácticamente, sintetiza en pocas palabras la función de la escuela básica en la función de la poesía, para mí, esto es lo fundamental, la búsqueda de objetivos comunes en el ser humano. Poesía entonces es fiesta del lenguaje y conciencia a la vez de nuestras limitaciones ante él. Nunca dominamos el lenguaje, la poesía nos da las única oportunidad de hacerlo. El lenguaje nos trasciende, esta es la herencia de Séneca, Foucault, Lacán, Seasure y otros. Y como nos trasciende es a él a quien hay que interrogar para saber quiénes somos, esa pregunta fundamental en toda la historia humana es el ejercicio mismo de la poesía. Algo parecido piensa la poeta francesa Andrée Chedid:” Lo que nos sobrepasa y cuya semilla llevamos tan ciertamente como llevamos nuestro cuerpo, eso se llama poesía”. Aunque estos conceptos tienen la cualidad de decorar la función y el concepto de poesía, veamos en la siguiente cita lo que nos explica la ensayista venezolana Ilis Alfonso, quien utiliza un lenguaje más preciso y cónsono con nuestras pretensiones de que la poesía sea la piedra angular de la pedagogía en Venezuela: “La poesía es exploración del ser, de la existencia, del universo, la poesía es indagación de lo real, de lo que es, lo que existe, la poesía como verdad.” Esa última frase, la poesía como verdad, lo dice todo. cada alumno, cada ser humano, indaga y trae al salón un pedazo de la verdad, en forma de arte subjetivo. Pero la poesía logra algo mucho más preciado que el encontrar un pedazo de verdad, logra la liberación, la autonomía, la descolonización. Aquí retomamos el tema que dejamos suspendido en páginas anteriores.

            La narrativa y el ensayo suponen a un autor que se ha liberado de las trabas de la colonización del pensamiento o que se ha anudado en esa perturbación, optemos por el primer caso, el autor utiliza al género para expresar su libertad de pensar; la poesía en cambio es ejercicio de libertad de pensar, se necesita mucho menos lectura(en el caso de la escuela básica) y mucho más soltura. La narrativa y el ensayo calan con mucho más facilidad en la estructura de la racionalidad que es tributaria de una estructura de dominio o es ella misma dominio en acto, y esta sería una de las tesis principales de Dialéctica del iluminismo, libro viejo pero vigente en cuanto al desmontaje de la racionalidad moderna. Sigamos. El discurso del escolar contiene elementos no dominados o se comporta como un verbo no conquistado, ni siquiera pasando por todos los años que la escuela de la memoria le tiene asegurado, se logra conquistar absolutamente la psique y el comportamiento del escolar, sabemos todo lo que tiene que hacer el sistema para lograr sus objetivos de dominio, multiplicar el discurso colonizador y difuminarlo en miles de vectores socio culturales; la industria del entretenimiento juega aquí un papel muy importante. Sin embargo, elementos que nosotros muchas veces entendemos como signos negativos de la personalidad social de los venezolanos se transforman en la relación con el dominio como signos de resistencia, y en ello tendríamos que incluir hasta la indiferencia que un gran sector de la población le tiene a la historia. Los signos más importantes de resistencia son a mi juicio, la burla, la indiferencia y la deformación del discurso. Todo ello lo conseguimos con la escritura de poemas, la realidad es burlada, es deformada, transformada, y la racionalidad poco tomada en cuenta. El ejercicio constante de poemas en la escuela básica no tiene como objetivo la creación de poetas sino de personas con dominio de su pensamiento, con un alto grado de atención y muy pocas posibilidades de ser atrapado por las trampas del dominio.

               Cuando mencionamos los grados de atención, estamos hablando de las capacidades de mirar y escuchar y entender desde los propios esfuerzos con ayuda, valga redundar, de sus propias capacidades. El maestro sería quien oriente esa mirada o señale asuntos ocultos, nuevos límites a alcanzar.


 

JUSTIFICACIÓN

Nuestro sistema educativo está ordenado en torno al orden de los conocimientos. Supone que el conocer está dividido por grados, es sistemático y por tanto se pueden establecer metas de gran alcance. La facultad psíquica que más se usa es la memorización, dado que los conocimientos que la ciencia va acumulando también deben archivarse en los individuos para que puedan conocer la realidad que les rodea. El llamado programa se ha visto flexibilizado para dejar entrar en él porciones de la realidad inmediata, local, en la cual los educandos se desenvuelven. Sin embargo, el sistema educativo, específicamente en la escuela básica, sigue arrojando a la etapa inmediatamente superior, un perfil de graduandos que poco conocen el medio donde viven ni mucho menos han almacenado el cincuenta por ciento de los conocimientos que sus maestros les impartieron. Alumnos que no dominan ninguna de las expresiones de la escritura, con una redacción enrevesada, sin un nivel de comprensión lectora óptimo para sus edades, sin expresiones artísticas de alta calidad. ¿En dónde estará la falla? Los planes de evaluación están bien trazados. Las planificaciones de aula cumplen con todos los requerimientos formales para ser ejecutados con prontitud. Los docentes se reúnen y conversan sobre casos graves de atraso pedagógico o cultural. Asisten a talleres de mejoramiento profesional, se preparan cada vez más, hay un número creciente de docentes con postgrados y doctorados. El Estado se preocupa y dota a los planteles de aula con Internet y computadoras, garantiza la alimentación en las escuelas. ¿Qué ocurre entonces, dónde estará la falla? Al describir someramente el modo en que funciona la pedagogía del sistema educativo venezolano, he descrito al mismo tiempo los problemas de fondo que debemos modificar, complementar o eliminar. Empecemos diciendo que los preceptos constitucionales que pretenden la formación de un hombre crítico, participativo, protagónico, integral, cooperativo, no pueden ser alcanzados a través del ordenamiento de los conocimientos, ni usando como principio activo de la didáctica la memorización; es necesario partir de este punto y clarificarlo lo más que podamos. Quizás lo evidente, lo que todos damos por necesario no lo sea tanto. Nos hemos preguntado alguna vez ¿por qué y para qué tantos datos científicos en la escuela básica? Nos hemos preguntado o acaso puesto en duda la necesidad de alcanzar tantos objetivos específicos, tantos conceptos, tantas informaciones en la escuela básica? ¿No será que lo básico hay que fundamentarlo y limitarlo?

Sigamos desmadejando el ovillo de la pedagogía de la memoria o de la repetición. El programa está basado en especializaciones científicas, y por más que estas especializaciones se vean envueltas en terminologías vinculantes, como ejes transversales, globalización, etc., siguen siendo compartimientos del conocimiento, ellas reclaman sus límites. Por otra parte hay que dedicarle unas palabras al divorcio entre las pretensiones del programa y la Constitución Nacional y la práctica pedagógica realmente existente. Si vamos a vincular conocimientos el docente debe tener un pensamiento preparado para ello, debe ser un maestro acostumbrado a pensar multilécticamente, dialógicamente; es decir a establecer creativamente diversos y diferentes diálogos entre diversas y diferentes disciplinas; esto no ocurre si no en contadas excepciones, por ello, las vinculaciones entre lo que Morrín llama las partes y el todo, el ordenamiento del saber para transformarlo en praxis enriquecedora de la personalidad, está muy lejos de ocurrir, en su lugar se aloja el remedo, la mascarada, la deformación de lo propuesto. Esto quizás no sea del todo dañino. El pensamiento occidental, incubado y esparcido desde los griegos, monopolizado y transformado en poder por los alemanes, franceses y norteamericanos principalmente, pretende dominarnos a partir de la asimilación de su modo de pensar, como dice Briceño Guerrero, la reproducción de este discurso nos hace ser más europeos que americanos, más otros que propios. Sería un aspecto a discutir en otra ocasión. Por ahora retomemos el tema que más nos interesa, más adelante podríamos volver a encontrarnos con la expropiación del somos a partir del alojamiento de un esquema de pensamiento no producido en sus orientaciones sociales y culturales por nosotros mismos.

Decíamos que los docentes no están educados en la forja de un pensamiento que se averigua a sí mismo y que tiende a desentrañar los meandros de la profesión de educar. Los docentes convierten la posibilidad del diálogo entre diferentes disciplinas en una mueca, un intento fallido. No es cuestión de creer que señalando culpas se alivia ese malestar que aqueja a la escuela básica. No son culpables los docentes de esto, son múltiples las causas que confluyen para que eso ocurra. Pero podríamos sintetizarla con una sola frase: la alienación de la pedagogía. Es decir, el escape de la práctica pedagógica, la autonomía que ha cobrado la escuela respecto de sus actores, incluyendo en estos al Estado. Se nota esta alienación cuando se incumple la transformación del sujeto en ciudadano participativo, en un individuo dueño de sí mismo que sabe cuál es su papel en la toma de decisiones. Pero también cuando en ninguno de los niveles el perfil del educando se va fraguando lentamente, alcanzando metas que van conformando el ciudadano deseado, cuando en esos niveles no hay un enlace de metas. Se nota esa alienación cuando la profesión se ve sitiada por necesidades físicas tanto del plantel como de los docentes y los educandos. Se siente esa alienación cuando los docentes no creen en la importancia de sus funciones porque los divorcios anteriores no se lo permiten. Se nota esa alienación cuando en este nivel se enseña a acumular conocimientos y no a forjar pensamientos. Aquí quizás está el núcleo del problema. Los docentes víctimas también de un sistema pedagógico basado en la organización de conocimientos no se acostumbraron a pensar sino a repetir y esto también forma parte de la repetición del sistema educativo, de su circulación.

Es imposible decir que los conocimientos como tales son innecesarios en la escuela básica. La cantidad y el modo de cómo son impartidos si es innecesario. Informar no es conocer. En la escuela básica se ha suplantado uno por otro. La información es un dato que debe ser a su vez enjuiciado, analizado, sintetizado, contextualizado; sabiendo que todas estas acciones constituyen el conocer. Conocer es un proceso no un dato inmóvil, no un resultado. Se evalúa entonces los modos, las operaciones cognitivas y discursivas que muestran al conocimiento como proceso. En la escuela básica no podemos pretender formar mentes científicas, este tipo de pensamiento sería una adquisición más tardía, habría que preparar al pensamiento para captar totalidades, plantearse dudas, es decir, que habría que hacer énfasis en el pensamiento de las humanidades, en las artes, y este pensamiento holístico e imaginativo, sería la base para la formación de una mente científica más humana. No quiere decir esto que se dejaría de lado al pensamiento lógico deductivo, más adelante fijamos posición con respecto a estos pensamientos y su pertinencia en la escuela básica. Si sólo se quiere la transmisión de informaciones estaríamos ejecutando el principio del proceso, lo más elemental, a ello sólo se puede acceder por medio de la repetición, la repetición le es congénita. Si en cambio asumimos al conocimiento como un proceso  entonces estaríamos activando inevitablemente al pensamiento, se conoce para pensar, se piensa para conocer,” el pensamiento es como nunca el capital más preciado para el individuo y la sociedad”(Morrín,2001,18). Es preciso reducir el número de objetivos a alcanzar por materia, área o disciplina. La planificación no debe orientarse en torno a la organización de conocimientos ya sabidos sino en torno a la producción de pensamientos. No debe tener como base a la memoria o a la repetición de esos conocimientos, que no forjan la crítica en nadie, que no permiten la aparición de la creatividad en ningún educando. La base de la pedagogía en la escuela básica debe ser la extracción de las potencialidades de los alumnos. Preparar el terreno psíquico para la creación en los ámbitos que el individuo elija. Crear competencias lectoras y escriturarias que conformen la crítica, el análisis y la síntesis.

En los puntos que vienen propongo una reforma a la pedagogía en la escuela básica desde un punto de vista práctico, viable, intentando poner a hablar a algunas disciplinas científicas y poner a pensar a los educandos.

 

Decíamos que la visión castradora de la ciencia desaparece las ánimas de nuestras habitaciones, niega la incertidumbre en un cofre cerrado, homogeniza las edades, las planifica en ropas, hábitos, modos de ser, pensar, ritos que han de llevar a cabo para que comience el ciclo otra vez del dominio tecno-científico, del pensamiento único, del fingimiento de ser. El sistema educativo sirve de instrumento potenciador  a la clasificación del ser humano en pleno desenvolvimiento de su vida cotidiana. Es decir, los animales y las plantas han tenido mejor suerte que nosotros los animales humanos, porque la clasificación que de ellos han hecho las ciencias naturales las han realizado en condiciones de laboratorio, los experimentos suponen en cierta forma unas condiciones no cotidianas de existir; pero a nosotros no, el aparato escolar y el sistema educativo informal, nos clasifican en plena vida cotidiana, nos hacen un seguimiento de nuestra “evolución” como seres culturales, y para cada momento evolutivo tienen una etiqueta que nos las guindan en los ojos, nos circula por la sangre. Y  precisamente la vida diaria con su lenguaje lúdico termina haciendo de esa clasificación otra clasificación que se le superpone y donde el anecdotario y la burla fungen de armas quizás inconscientes que se le enfrentan al dominio y logran atenuarlo.

El habla está llena de expresiones de dominios y son los índices que nos llevan hasta la tabla clasificatoria del zoológico humano, por supuesto que el dominio se expresa a su vez en las cargas de valoraciones que le otorgamos a los seres tipificados.

En cada una de las generaciones la tipificación es vasta, podría decirse que imposible de ser recogida cómodamente dentro de llaves y corchetes, pero todas las clasificaciones apuntan a enjuiciar al no consumista. La peor de las ofensas, la degradación casi total del alma la sufre aquel ser que de una manera u otra es el que menos puede ser considerado como consumidor. El sistema educativo no busca otra cosa, “prepárate para que seas alguien en la vida” , tanto de padres como de maestros(que al fin y al cabo pertenecen a una misma categoría de ser: los que olvidan el alma) tiene como trasfondo el lograr conseguir una posición social privilegiada que pueda tener dentro del hogar todas los avances de la tecnología electrodoméstica sin que importe para nada que esa tecnología también supone la destrucción de la base de su clasificación, es decir, la muerte de todas las especies. El niño o niña que no se adelanta imaginariamente a edades del devenir, inmediatamente es un flojo, un bueno para nada, un inmaduro, todos sinónimos de fracasado. El fracasado es la persona que no quiso ser profesional, que no quiso seguir las pautas, que no se introdujo en el curso de transformaciones que fleta por doquier el pensamiento único; pero todos entramos en la clasificación, bien de manera positiva, bien de manera negativa, bien por inclusión o por exclusión automática. Y también se van creando sus rituales, los grandes maestros son las industrias del entretenimiento mejor conocidas como industrias de idiotización, las industrias del cigarro o centros productores de cáncer con estilo, y las cervecerías. Por cierto que en Venezuela hay que apuntar un gran dominio de las cervecerías para aquellos niños que al pasar a la juventud procuran usar los signos de la adultez, aunado con las carreras de caballo. Lo antes dicho es para un tipo de persona, que así son introducidos de nuevo al cause del consumo perdiendo gran parte de su conciencia histórica. Hay otras personas que evaden esta ritualidad y encuentran otras.

Cualquier realidad es más vasta que nuestros deseos, las planificaciones se basan en un querer torcer las realidades que conviven dentro de un salón de clase y darles una direccionalidad, en el fondo, es la misma pretensión de la modernidad cuando quiere hacer de la historia un compendio de leyes predecibles y de la sociedad una organización planificada en torno a esas leyes.

Lo antes dicho no significa que dejemos el hecho educativo a la deriva de lo que acontezca diariamente, sin saber qué se quiere ni hacia dónde se marcha. Hay una ley económica que nos ayudaría a delimitar nuestras acciones pedagógicas, mientras menos sean las metas, mientras menos sean los objetivos que buscamos, mayor probabilidades hay de conseguirlos.

El enredijo de planes y términos que se utilizan para formar, forman parte sin duda alguna del extravío en el que hemos caído, la educación se ha convertido en un sistema burocrático que mide su calidad en la medida en que más se llenen formatos y se escriban los pormenores de la repetición de otras repeticiones.

No se planifica desde las individualidades, sino desde los grupos, se transforman en datos estadísticos, cuántos lograron A, quiénes sacaron E, cuántos objetivos se planificaron y cuántos se lograron, y enseguida el acumulamiento de mentiras y falsos datos llenando gavetas de directivos, supervisores, zonas educativas y ministerios, y todo vuelve a repetirse. Quedan niños y niñas descuidados, salones enteros sin degustar buenos libros, salones enteros sin saber que la escritura y la lectura son escalones para subir hacia las almas de cada uno de nosotros, vehículos para aprender a pensar y comprender desde los propios esfuerzos.

Es paradójico, pero si el libro no es degustado, si los autores no son exprimidos para dirigir la forja de almas que se han encontrado a sí mismas, que saborean los misterios de la vida, el libro no tienen nada qué hacer en la escuela, se convertiría más bien en un estorbo, en un objeto que emana fastidio y rechazo.

El sistema educativo podría ser un organismo que produce autores y por supuesto lectores, esto elevaría el nivel de autodominio de un país, de un pueblo, porque en cada una de las ramas de la sociedad y la cultura habrían seres pensando, creando, produciendo, enseñando.

Pero esto aún es una utopía, la enseñanza pedagógica está cruzada por las contradicciones. Los docentes enseñamos lo que no somos, no se nos ocurre pensar que nosotros somos el primer libro, y que por lo tanto debemos escribirnos con transparencia, así sean nuestros borrones, así sean nuestras miserias, nuestros sufrimientos, nuestras experiencias. Lo que el niño y la niña necesitan son verdades, que se les hable desde la vida, y no sólo desde páginas frías, desde conocimientos con palabras que nadie se digna en preguntar si las entienden, desde las imposiciones.  Es por ello que se requiere fomentar un clima cálido, de comprensión de los mundos de vida de cada uno de los allí se reúnen, para lograr eso las conversaciones son de primera importancia, conversaciones que llevan a las confesiones.

El sistema educativo sería en parte el gran culpable de la soledad que hoy miramos en muchos seres, nunca fueron preparados para soportar algo tan cotidiano como la soledad, como la muerte, como el desencanto.

Busquemos  al ser humano y démosle un abrazo. Rompamos la mediocridad

 

LA ESCUELA COMO FABRICA

16 enero, 2011

 

 

            La escuela como fábrica: HE ALLÍ UN RETO. La escuela produce seres en series, moldes de individuos aislados y aislantes, adoradores del dinero, personas para quienes la piel es un límite y no un borde de prolongaciones y contigüidades; no un ser que tiene una ritualidad de pertenencia al espacio inmediato de vida, no un colectivo en cada ser, sino una isla en cada persona. Toda pleitesía a la escuela concebida en estos términos es al mismo tiempo una reproducción del sistema capitalista en sus más íntimos valores: adorarás al dinero por encima de todas las personas, usarás los vestidos del capital y creerás que constituyen tu propio ser. La escuela como subsistema del sistema económico y político capitalista también funciona con el mismo sentido de las fábricas, los ecos de esta relación provienen desde el nacimiento mismo del sistema capitalista cuando en Inglaterra los primeros empresarios contrataban niños desde los siete años quienes eran amarrados a las máquinas para que no las dejaran solas ni se distrajeran jugando, a muchos de ellos le limaban los dientes para reducir la cantidad de comida ingerida y menguar la sensación del hambre. Indudablemente que esta imagen, cruel, real y grotesca de las fábricas ha cambiado en el tiempo, pero nos ilustra suficientemente las vinculaciones entre los diferentes engranajes de un sistema, el acoplamiento entre los subsistemas, nos ilustra suficientemente la relación entre el aprendizaje y la estructura económica: es preciso transformar la materia prima del ser humano, su cuerpo en deformaciones y enfermedades, su alma, privándola de la libertad de ser. El sentido, la dirección de la producción dentro de la escuela no ha cambiado, sigue siendo el mismo, la reproducción de un molde de la subjetividad que se adose a los requerimientos del sistema y lo reproduzca, ya no dentro de los esquemas formales del aprendizaje, sino fuera de ellos; el ser humano es convertido en una propaganda andante, un eslogan viviente del sistema de cosas en el cual se desenvuelven sus deseos y sus frustraciones. La industria sigue buscando su utopía, salir del salario, hacer depender su existencia ya no del hombre sino de la robótica, de la tecnología; eliminar la presencia de las pasiones y de las necesidades dentro de sus límites.

Entra una materia prima, digamos que el niño o la niña: un ser que viene de un aprendizaje basado en lo emocional, lo afectivo; grandes hazañas realiza el niño dentro de la casa, caminar, hablar, oír, reconocer y ser reconocido, incluir su afectividad en la circulación de las emociones que de una u otra manera forjan su identidad dentro del hogar; es un ser que para elevarse como humano necesita del otro y de lo otro que es la naturaleza y la sociedad, pues los padres son representaciones de ese binomio imbricado e inseparable. Esta materia prima se vuelca hacia fuera para construir su adentro, con un sistema perceptivo abierto que lo impulsa a comunicarse con los demás, no sólo a través de palabras plenas de sentido, sino con su cuerpo, con su calor, con los tonos de las cercanías, pues el niño o la niña son seres grupales, son seres colectivos. En las sociedades indígenas el tamaño del grupo estaba, y aún lo está, conscientemente calculado, porque de este modo los controles del poder colectivo, los rituales de pasaje y las relaciones con los dioses pueden ejercerse con mayor eficacia, se garantiza además la reproducción de las subjetividades colectivas y se mantiene la historia y la identidad del grupo étnico en cuestión, el niño o la niña es aceptado como miembro de un grupo mayor a la familia a través de los ritos de pertenencia; allí el cuerpo es la hoja donde se graba esta adhesión, esta ley de ser y de estar. Pero en nuestras sociedades las familias se encuentran con espacios de socialización muy amplios que no permiten un control tan efectivo de las personalidades en el sentido de que el individuo no se aliene del grupo social; la escuela tendría ese papel, el de adherir a las personas al sistema en el que viven y, la escuela capitalista lo logra eficazmente, lo realiza cabalmente, sólo que este espacio de socialización reproduce no a un grupo, ni a una colectividad en valores como la solidaridad, la cooperación, etc. valores que el hogar enseñó inevitablemente, porque si estos fuesen los valores de pertenencia estaríamos en presencia de una escuela que no reproduce la ética y la moral capitalista: la competencia, el egoísmo, el individualismo, sino una que reproduce la ética y el poder difuso de las etnias indígenas, sobre todo las que han sobrevivido en Suramérica.  A la escuela entra entonces materia prima grupal y sale materia elaborada individualista. ¿Cómo llega a ocurrir esta deformación o esta producción de la deformación? Pues, la única manera es que la mercancía esté presente también en las relaciones extra e intraescolares, que allí prevalezca la alienación de nuestras potencialidades y éstas sean absorbidas por el famélico hocico del capital.

            El yo se forja como una extensión social, es un puente entre el individuo y lo social, si el ser humano quiere afirmarse como tal tendrá que sortear los avatares y los recovecos de esta relación que le permite su existencia; el yo es otro, decía Rimbaud. Estamos en presencia de un ser que al aprender a convivir construye al mismo tiempo su definición en una impropiedad, el ser humano no se pertenece, es una comunicación en permanente movilización de personalidades, su encadenamiento a lo social tiene dos órdenes, el del lenguaje y el del afecto. La escuela capitalista forma para hacer de la verdad una ilusión: la tenencia de la propiedad, el respeto a la misma, que es el fondo que subyace en la dictadura del mercado. La propiedad privada sin embargo, es la esencia del mal en el planeta, por ella la ley y su violación, por ella la defensa y el combate, por ella el “desarrollo”de los medios de destrucción, por ella la mentira hasta la escala del horror: el dinero es la expresión concreta de la propiedad y nuestra obsesión por él  una muestra de inmadurez histórica y personal, la cosa robándole los valores al ser, determinándolo, la mercancía se mantiene con nuestra sangre; la crueldad del sistema descansa en una ilusión. Todo lo rige la ley del mercado, orienta cada sistema y subsistema, y la escuela no escapa de ello.

La ley del mercado tiene como base la ruptura de los lazos de cooperación entre los hombres, pues toda relación social está mediada por el dinero y este impone y modela todos los valores. La escuela se sumerge en esta ley, y al igual que toda industria capitalista, también fabrica el aislamiento, produce individuos en series. Por tanto, toda la escuela, en cada una de sus partes, se engrana hacia la misma finalidad: reproducir el tipo de hombre que necesita el mercado, un ser que no se piense en otro esquema social ni productivo, un ser que sólo pueda concebir su existencia en el marco de una sociedad consumista y depredadora; consumir para poder ser, acumular para poder satisfacer. Un ser que pierde sus acciones de compromiso y responsabilidad con los otros y con la naturaleza, su otra parte.

 Un salón de clase reproduce a pequeña escala todo el funcionamiento del mercado y el sentido de todas las orientaciones sociales: un grupo de personas se relacionan convirtiendo sus necesidades en intereses y estos conllevan la conversión de las capacidades creativas en puntuación, es decir en calificar, clasificar, moldear, competir, premiar, cambiar. Las expresiones del saber, que son expresiones de libertad, son rebajadas y ofendidas al hacerlas formar parte de la distribución y reproducción de lo valores esenciales del sistema capitalista. Es por ello que el ser humano en esta sociedad casi no encuentra respuestas a las preguntas por su existencia, el sentido de vivir, el por qué y para qué de la misma, no hay un ordenamiento cultural que le abra causes a estas búsquedas, pero lo más grave es que el “avance” tecnológico en informática, microelectrónica, telecomunicaciones, etc. genera un ser humano que ya ni siquiera se hace esas preguntas, que ya no se angustia, que no sufre metafísicamente y no padece filosóficamente; las urgencias de la vida se reducen a no tener, a no poder consumir o a desear objetos. Casi no se vive

La medición es la presencia de la mercancía dentro del salón de clase, una expresión más del valor de cambio, la comunicación allí está rota, no es humana a plenitud, no se crean lazos de amistad sino lazos comerciales que a la vez son lazos de poder. La cantidad tiende a reinar sobre la cualidad.

El marco general de la incomunicación en la escuela sólo puede ser resuelto haciendo implotar su funcionamiento tecnocrático, gerencial, destruyendo la presencia del capital en sus formas más destructivas, liberando el saber de las trabas mercantiles, introduciendo un modo de enseñar que esté guiado por la preocupación de crear un ser humano libre, comprensivo de su ser cósmico, social, natural y cultural, un ser preocupado por fortalecer sus capacidades espirituales que se traducen en una mejor adaptación a las situaciones externas o materiales. La libertad en el proceso y en la meta.

EL PROFE-PANZA:

No darse mala vida, es la expresión favorita del profesor- panza: aquel que se sienta en su escritorio a leer periódicos mientras sus estudiantes realizan un examen. El salón entonces se convierte en una cocina y las chuletas vuelan por los aires y los intercambios de exámenes no se hacen esperar y ruedan de mano en mano como en el juego de la papa caliente, y a desparpajo los estudiantes sacan los cuadernos y buscan allí las informaciones. El profe-panza finge no darse cuenta, de vez en cuando baja la mirada del periódico y los estudiantes lo saludan con ironía y sorna. Al rato se le ocurre una idea genial, sale del salón a hablar con otro colega o buscar algo que se le olvidó, “confío en ustedes muchachos, si consigo a alguien copiándose le quito el examen y le pongo “e” ó 01.

      Los profe-panza confunden el “no darse mala vida” con ser buena persona, a veces coinciden realmente esas dos cualidades y casi da como resultado a un santo; pero también ser buena persona es relativo a la circunstancia y a los efectos de las acciones de esa supuesta bondad. Dejar que los estudiantes no hagan ningún esfuerzo para aprender  a pensar o a obtener conocimientos, ni siquiera con  la perversa praxis de la memoria, permitir que la trampa se instale en los estudiantes como medio de salir airosos de una evaluación, no son comportamientos bondadosos, son acciones que, permítanme la reiteración, rayan en la perversión y contribuyen al deterioro de nuestro sistema educativo.

      EL PROFE-ESTRICTUS: El mago de la insolencia acapara la atención del alumnado, este ejemplar de nuestra fauna educativa, siempre llega a buena hora al salón y deja sus problemas en casa. En las evaluaciones nunca ofrece prórrogas, las explicaciones exclusivas porque él es muy bueno para repetirlas en caso de que alguien no haya entendido, tampoco le importa realizar una evaluación donde casi ningún estudiante se haya preparado bien, al profe- estrictus sólo le importa cumplir con las fechas, con los programas, con los objetivos sin importar la manera de cómo se desenvuelve eso en la realidad; es decir, confunde constantemente la planificación con la realidad. Es sabido, sin embargo, que esta confusión no tiene asidero en nuestra vida cotidiana. El futuro anterior es lo único a mano, el futuro se tropieza con lo imprevisto más de lo que en realidad quisiéramos y las planificaciones son guías necesarias pero jamás de estricto cumplimiento, siempre el azar se mezcla, siempre los  elementos que se niegan a ser datos estadísticos aparecen para informarnos que la realidad es superior a nuestra racionalidad.

Quizás el profe-estrictus nunca ha sido tocado por la muerte, por la verdadera maestra, que no se cansa de decirnos, como dice el Don Juan de Castañeda, nada importa, lo único que importa es que yo te toque, y aún no lo he hecho. A la luz de nuestra maestra, pasar o no pasar a un estudiante es un acto insignificante. Es diferente que llevado por esta convicción, el teatro del docente y el alumno permita ciertas flexibilidades evaluativas.     

EL PROFE-ECO: de toda la tipología de profesores fantásticos que merodean por las ciudadelas del sistema educativo, el profe-eco, es quizás el que utiliza el camuflaje más extraño, no se trata de alguien que usurpa una personalidad o de la utilización coyuntural de una máscara política; no, el profe al que hacemos referencia puede lograr todo eso y mucho más tan sólo con el uso del eco. En la mitología griega Eco era una ninfa que gustaba bañarse en las lagunas completamente desnuda, su sobrenatural belleza enloqueció de amor al sátiro Pan, una vez, Pan no aguantó las ganas de tocarla y dejando a un lado su acostumbrada manía de mirarla pasivamente desde sitios donde ella no lo pudiera ver, trató de seducirla, Eco se asustó de tal manera por la fealdad de aquél que salió corriendo a una velocidad sorprendente. La persecución terminó cuando la bella ninfa de interna en una cueva, Pan permaneció días enteros frente a la cueva llamándola, Eco no salió nunca, se fue desvaneciendo dentro de la cueva  y para despistar a quien quisiera entrar para buscarla, repite las palabras con el mismo tono de voz de quien está hablando. Hay salones en donde Eco está presente, pero donde más vive es en aquellos profesores que han logrado escalar posiciones políticas y académicas, han logrado graduarse en cursos de post grados a fuerza de repetir lo que los demás dicen, puede ser un libro( lo cual sería un logro mucho más fantástico), puede ser una idea, una postura. Las más de las veces, estos profesores sostienen una conversación diciendo las últimas frases de lo que le escucha a los otros, es decir, supongamos que alguien dice:” Simón Rodríguez fue un maestro con una visión muy profunda del hecho pedagógico…”, el profe-eco, presente allí, diría: “ sí, a mí me parece lo mismo, él tenía una visión muy profunda de la pedagogía.” Cuando estos seres dan clases a nivel universitario, porque en ese nivel es donde más abundan, arreglan todas las evaluaciones con las llamadas exposiciones, trabajos de investigación y defensas de los mismos. Cuando esas ocasiones se presentan, ellos sacan sus más hermosos atuendos de aire, entonan sus más delicadas frases repetitivas o escamotean sus debilidades intelectuales con la famosa arma de la democracia participativa, o sea, un alumno expone, y el profe-eco dice: muy bien fulano, vamos a ver, usted, mengano, qué opina de lo que dijo su compañero; y así arma una madeja de participaciones en donde el que menos participa es él, porque sencillamente no sabe de qué están hablando los estudiantes. De esta manera encontramos un sistema educativo plagado de seres que no hacen ningún esfuerzo por cultivarse ellos mismos para convertirse en un libro capaz de hacer pensar a los demás.

LOS AMIGOS.CONTINUACIÓN:Quizás no halla en la literatura una apología a la amistad más profunda que la visión que nos regala Sándor Máray en su libro: “El último encuentro”. Máray logra paralizarnos, desalojar de nosotros los grados tan superfluos en los que hemos dejado nuestras amistades. Puede el orgullo ser un obstáculo insalvable que echa al abismo la posibilidad de encontrar una amistad. En este libro también el tiempo juega el papel principal, parece que una amistad sin tiempo no es posible. Todo el límite posible al desmoronamiento de la amistad se pone en juego en este libro, todos los riesgos, narrado magistralmente, Sándor Máray nos regala una visión humana, despiritualizada, deslastrada de la maniquea impostura del bien y del mal cristianizados.

Lo cierto es que los amigos tienen todas las potencialidades para ser los mejores maestros de nuestras vidas; pero este ordenamiento de las emociones, esta serialización de nuestras conductas nos alejan de las experiencias de la escucha sentida, principal condición para que surja la amistad entre dos seres. Es preciso entender que la amistad no puede calar en lo que cotidianamente llamamos “nuestras cosas, nuestras propiedades”. La amistad es un bien mutante, que circula, que puede perderse, desgastarse, que puede acumularse incluso, pero que no es privado de ningún modo, la amistad no pertenece a un individuo ni a una colectividad, no se conjuga con inocencias ni perversidades de manera exclusiva, la amistad es sobre todo la intervención oportuna de la palabra, la llegada de sus ondas a un lago de alma, o a un charco de espíritu. Hay cantos nostalgicos a los amigos que no hemos vuelto a ver, recuerdo a Henrry Millar con El libro de mis amigos, a Rafael Alberti con La hojarasca perdida y a Joaquín Marta Sosa su poemario Territorios privados, entre otros. 

MAESTRA VIDA: ya es un lugar común decir que la vida es una maestra, yo también me hago eco de esta verdad que circula de boca en boca haciéndonos esculpir un destino lleno de sus enseñanzas. Pero las enseñanzas de la vida ocurren después de los hechos, ella tiene la particularidad de ser una maestra exclusiva que habla y nos muestra el sentido de sus palabras después que han sucedido los acontecimientos; una maestra que enmudece y goza con la desesperación del aprendiz que intuye algo dicho por su maestra en algún momento del pasado, pero que no puede descifrar sus acertijos en el momento que más lo necesita. Rubén Blades nos dice en una canción que lleva el mismo título, que la “maestra vida nos da y nos quita nos quita y nos da”;  si es cierto que nos da, pienso que su obsequio más valioso es la ilusión. La vida nos enseña según una secuencia personalizada de ilusiones que nos hacen creer que estamos vivos y que la vida vale la pena vivirla; es decir, la vida se fortalece a sí misma, se vende a sí misma, asegura su triunfo, su permanencia, no hay manera de que ella salga mal librada de nuestros sentimientos y de nuestra racionalidad. Apurarse en vivir porque la vida es una sola, la vida, en abstracto, no es culpable de tus errores, tienes toda una vida para enmendarlos…, y así se nos va el tiempo, que por cierto, no hay forma de saber cuánto tiempo tendrá cada vida, no hay manera de saber si en verdad ella nos va da la oportunidad de enmendar lo mal vivido, todo ello descansa en su gran capacidad para enseñarnos a ser ilusorios, seres llenos de verdades intangibles, abiertas, casi imposibles de ser transmitidas a otras personas porque cada vida es única y posee sus propias maneras de adaptarse a sus ilusiones.

Ahora bien, la maestra vida, la gran maga, ejecuta sus ilusiones de manera trágica, nosotros podemos distraerla, podemos disfrutar sus recovecos y sus parajes, pero ella siempre será trágica, no hay manera de que no lo sea, más aún, la distracción el poder más grande que ella posee, pues, una vida que no está atenta de sí misma, es una vida mal gastada, ella nos induce en esa dispersión el sentimiento de lo inmortal, sólo lo inmortal puede darse lujo de posponer sus decisiones, de dejar todo para después. De vivir arrepentido por no haber hecho lo que debió en el tiempo justo. Así, la vida, la verdadera creadora de los dioses, nos inventa cada día, nos hace sus eternos discípulos que mueren y nacen en su incesante rueda. Dice Omar Jayyám en los Rubayatas:” Soñando, cuando la mano izquierda de la Aurora tocaba en las nubes, oí una voz gritar dentro de la taberna: Despertad, pequeñuelos míos y llenad la copa, antes que el licor de la vida se seque en su vaso”.

La vida del maestro debería ser el primer libro de donde él extraiga sus enseñanzas, enseñanzas que a su vez el docente ha extraído de los malestares de ser, de los obstáculos en el fluir de sus días, de las frustraciones y las penas, de la soledad de existir, de los avatares, arroyos, fuentes y desbordes de la existencia. Creo que fue Turman Capote que en alguna parte de su obra dijo algo así como que nadie sale vivo de la vida, queriendo con ello dar una lección de lección, una cachetada para que despertemos y veamos nuestros días como espacios de latidos que alquilamos sin saber el instante de sus términos. Cuando se tiene la conciencia de lo efímero, lo efímero se hace perdurable, cuando se tiene la conciencia de la erosión uno lucha por mantener sus formas, por rehacerlas, por recobrar el polvillo caído, por llenarse.

Para la filosofía china de la vida el transcurso de la existencia es una relación dialéctica y constante entre el vacío y la plenitud, entre lo llenado y lo que se vierte. En el Libro de las mutaciones, escrito al menos mil quinientos años antes de nuestra era, toda la vida, todas las situaciones de la vida están contenidas en sesenta y cuatro signos o hexagramas, una rigidez matemática sirve de marco a la permanencia de los cambios, cambios, mutaciones del ser en una incesante danza entre todos los elementos del cosmos: lo cotidiano, lo moral, lo ético, las relaciones familiares, la influencia de la naturaleza en la verdadera lectura de nuestras vidas. Nos enseña cuál es la actitud correcta que debemos asumir cuando los signos de nuestras realidades van cambiando. Todo un misterio encerrado en la más absoluta de las libertades, el libro no se afana en realizar énfasis en un aspecto más que otro, todas sus páginas anónimamente escritas fluyen armónicamente permitiendo que nuestros ojos se abran y nuestra conciencia aumente su estado de exaltación permanente, su sigilo de gato en acecho del movimiento. Sería interesante que alguien emprendiera un estudio comparativo entre el I Ching y la Biblia, ambos libros provienen del oriente del mundo, un lado del cerebro del planeta que se ha encargado más de los asuntos del alma, de la moderación, de la humildad de ser que de las guerras, la fabricación de armas y mercancías para camuflar la importancia de estar vivo por un tedio de dimensiones extraordinarias. En una de las versiones más fieles del Libro de la mutaciones, el escritor argentino Jorge Luís Borges escribe en sus primeras páginas un poema dedicado al misterio de este hermoso libro, transcribo: “El porvenir es tan irrevocable/como el rígido ayer/no hay una cosa que no sea una letra silenciosa/de la eterna escritura indescifrable/cuyo libro es el tiempo/quien se aleja de su casa ya ha vuelto/nuestra vida es la senda futura y recorrida/el rigor ha tejido la madeja/no te arredres/la ergástula(cárcel) es oscura/la firme trama es de incesante hierro/pero en algún recodo de tu encierro/puede haber una luz/una hendidura/el camino es fatal como la flecha/pero en las grietas está Dios/que acecha”.